Homero Aguilar: artista de las perspectivas y los juegos con espejos Nació en Pasto (Colombia) en 1953. Cursó estudios de artes plásticas en el Instituto Popular Cultural de Cali. Durante un viaje a Francia, decidió instalarse y trabajar en París, donde vive actualmente. Su técnica de líneas y planos depurados sorprende al espectador. Sus perspectivas, sus juegos con espejos y sus colores denotan una proyección hacia universos fascinantes. La luz que irradian umbrales, puertas y ventanas crea una atmósfera tridimensional que sugiere al amante de arte mundos maravillosos. “A veces” dice Homero Aguilar, “pienso que mis visiones son irreales... pero en el fondo de cada uno existe una lucecita de esperanza que conduce hacia la belleza que en ningún caso debe apagarse...” El artista se complace en hacernos soñar y nos incita a penetrar en su universo fascinante. Homero Aguilar ha expuesto en muchos países y ha recibido premios como el Gran Premio de la Fundación Miguel Angel, Medalla de Plata de la Ciudad de París, 1er Premio del Lyon’s Club de París. Su obra es también conocida en China, Holanda, Ecuador, Colombia, España, Portugal, Canadá, Suecia y Nueva Zelandia. Ha expuesto también en las ciudades de Sarasota, Nueva Orleans y San Francisco (EE.UU.). Eugenio Martínez: formas frutales encastradas en universos imaginarios Vio la luz del día en Guigue (Venezuela) en 1964. Hizo estudios en el Taller de Arte Libre de Montalban. Sigue viviendo en su país y es profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes Arturo Michelena del Estado de Miranda. Eugenio Martínez expuso sus primeras obras a la edad de 17 años. Desde entonces, participa con éxito en los diversos salones de Venezuela. Lo han llamado “el pintor ecologista” por inspirarse en las frutas y legumbres. Ha pintado naranjas de una manera sorprendente desde 25 años. Representa a los cítricos con una técnica precisa y los sitúa en un contexto imaginario. Expone desde hace 25 años en los Salones y galerías prestigiosas de Venezuela: Caracas, Montalban, Puerto Cabello, Valencia, Maracay, Miranda, Mérida... Su obra es igualmente conocida en Italia y EE.UU. Alvaro Mejias: gran colorista de inspiración surrealista Valencia (Venezuela), 1957. Estudió arte desde la edad de 9 años en el Taller Libre de Arte del Tigre de Anzoátegui. Llegó a París en 1973 donde hizo estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes. Vivió y expuso en diversos salones y galerías parisinas hasta 1992. A partir de este año, residió hasta ahora en Ille et Vilaine. Alvaro Mejias es el surrealista del color, sabiendo utilizar con destreza azules, rosados, verdes, amarillos, rojos, violetas y anaranjados. Sus obras nos invitan a introducirnos en un universo al margen de lo real. Ha expuesto en París desde 1976, en Francia, Suiza, Yugoslavia, Venezuela, Japón, Italia, España, Bélgica, Túnez, Mónaco y Alemania. El poeta chileno, Omar Loyola Maldonado, ha escrito un texto sobre su obra, cuyo título es “Pesadilla de una voragine”: “Imagenes apocalípticas, pupilas escrutando un mundo corrompido, sed de recuperación, del otro, de ayer, el futuro, el presente en un camino tenebroso de combates de membranas abismales, el deseo de la exclamación… ¡vida! un hálito de existencia en el cordón umbilical del mundo. La mujer prolífica y asustada los brazos erguidos al cielo pidiendo ayuda, los dedos vapuleados rasgando en la tela el azul que predomina y lagrimea chocando con la imagen despavorida. El crepúsculo en los senos enhiestos queda, y la aurora del pecado vaga incrustándose en la redondez del pecho, que ahora se gangrena y muere en un huevo convertida. La expresión sarcástica de protesta. El amarillo de allá, del sol implacable de un desierto, una selva de sequía y de aire contaminado, el mediodía que se dilata y yace bajo una anguila siempre presente. Alvaro, llanos impregnados en la retina, la búsqueda del dorado de los latinos, el lastimero grito del pincel atravesando la tela, el cuchillo rasgando un pedazo de paño ahora convertido en foto, en vida, y allí renovada vivirá en la madera de la cara enfrentando al destino. "La pintura de Alvaro es el traspaso, es la salida de un claro, es un atardecer en los llanos, es el comienzo salvaje de lo no conquistado, es el reflejo del presente, es el vientre fecundo de una madre, es la sinfonίa del morado que se pega al cielo después que éste cansado se entrega a un letargo, es la aurora en los ojos de una mujer enamorada, y es el medio día en el canto de un canario.” Alberto Miño: entre lo figurativo y lo abstracto Argentina, 1946. Reside en Francia desde 1979. Cursó estudios de arquitectura en la Universidad del Nordeste (Argentina). Obtuvo un diploma de maestro y es licenciado en Artes Plásticas por la Universidad de Rennes II (Francia). A partir de los años noventa, después de muchos años de practicar pintura decorativa con aerógrafo, decide tomar el camino de la pintura al óleo y enseña Artes Plásticas. Desde 1998, expuso con éxito en las regiones francesas de Bretaña y Pays de Loire. En su obra se amalgaman la realidad y lo imaginario, para dejar afluir un torrente de colores, en el cual grafismo y movimiento están en armonía. El artista se complace en jugar con lo figurativo y lo abstracto. Ha recibido dos premios en 2005 y muy pronto expondrá en una galería parisina.