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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Homenaje
4 11 2006
Cecilia Bustamante, una poeta que aspiró a ser consciencia de su país, por Héctor Loaiza

En montañas y valles he nacido Me acunaron los Apus con su encanto Los Kjarkas de Bolivia

Hemos recibido la noticia de la desaparición de la poeta peruana, Cecilia Bustamente con sorpresa y pena. Como alguien ha escrito, Magda Portal, Blanca Varela y Cecilia Bustamante son las poetas peruanas más destacadas del siglo XX. La conocíamos de nombre cuando vivíamos en Lima en los años sesenta. En el ambiente literario, Cecilia ya era consagrada —no sólo porque pertenecía a una gran familia que incluso dio un presidente en los años cuarenta y una de sus tías se casó con el escritor José María Arguedas, sino por la excelencia de sus poemas. Le concedieron el Premio Nacional de Poesía en 1965, emigró años más tarde a los EE.UU. con su esposo el también poeta, dramaturgo y ensayista Julio Ortega. Regresaron al Perú cuando el general Velasco Alvarado tomó el poder en 1968, poniéndose ambos al servicio de la causa reformista que representaba ese gobierno. Muchos años después en el 2004, Cecilia Bustamente, gran apasionada del ordenador (o computadora) y de Internet que acerca a la gente y a los pueblos, nos envió un e-mail desde Austin (Texas) con un poema cuyo título era “Resonancias”. Así empezó su intensa colaboración con nuestro website y el intercambio de mensajes dentro de sus períodos de altas y bajas. Desde hacía algunos años, Cecilia padecía de un cáncer que la corroía desde el interior, pero con un coraje inalterable combatía su mal y seguía escribiendo poesía, cuentos y sus artículos de neto corte político. Por sus tomas de posición —excesivas, dirían sus detractores—, los medios de comunicación peruanos no publicaban sus logros de poeta y escritora. “Lo peor que pasa en el Perú —nos escribió el 13/03/04— es la falta de respeto a la inteligencia y a los logros personales. Es absurdo. Ese don y características se podrán ignorar selectivamente por motivos personales, pero no borrarse, como si todo fuera una tábula rasa...” Vio en Internet un media libre —tal vez por el momento— y abierto a todas las tendencias del pensamiento. Ella lo utilizó para hacer conocer su obra poética y su voz bastante personal en ese maremagnum de pululación electrónica. En una entrevista que le hizo la periodista venezolana, Márgara Russotto, Cecilia Bustamente declaró que su texto (su poesía) era el Perú. ¿Cuáles eran las razones de ese amor inmensurable que profesaba a su país? Estuvo marcada definitivamente por su infancia pasada en un pueblo andino donde su padre era administrador de la mina de una compañía peruana, Atacocha. Como el inolvidable José María Arguedas, ella se había nutrido espiritualmente del ambiente de los campesinos indios y del paisaje de los Andes. Esa Edad Dorada de su niñez impregnó como una constante su poesía y su prosa. Podría haber desempeñado el papel cómodo de poeta de una gran familia peruana y encerrarse en su torre de marfil, ignorando lo que acontecía en el exterior, en Lima y sobre todo en el Perú profundo. Pero ella no se hubiera satisfecho de ese papel, porque amaba antes que todo la justicia para la inmensa mayoría de los olvidados y marginados. Ahora, en alguna dimensión etérea, Cecilia Bustamante —la poeta, amante de su pueblo— debe estar leyendo sus poemas para agradar a los antiguos dioses tutelares del Perú, los Apus.
acerca del autor
Cecilia

Cecilia Bustamante, poeta, periodista, editora, conferencista, peruano-norteamericana. Primera mujer galardonada con el Premio Nacional de Poesía del Perú. Selecciones de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, sueco, flamenco, portugués, y rumano. Su poema "El Astronauta" está incluido en el Archivo de la Era Espacial del Smithsonian Institute, Air & Space Museum. Ha vivido en México, y España. Reside actualmente en los Estados Unidos. Ha representado al Perú, Texas, y los EE.UU. en reuniones internacionales sobre los derechos de las mujeres. Ostenta el prestigioso Leadership Award, Austin, Texas, 1993. Murió en octubre de 2006 en EE.UU.