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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
5 5 2007
Jean Marc Calvet: el arte como redención personal
Jean Marc Calvet es un pintor francés que ha vivido una existencia sin rumbo, de ebriedad y degradación. Parecía como si se hubiera exiliado del resto de la humanidad y finalmente encontró su redención espiritual al descubrir su vocación artística. El mismo así lo expresa en su página de Internet refiriéndose a si mismo como un «guerrero errante», sin destino. Su tendencia al dramatismo y a la prosa grandilocuente, lo emparentan con la elaborada novela de Hermán Hesse, «Siddhartha». No obstante, las pinturas de Calvet son elocuentes, hablan por sí mismas. Su composición es intrincada, repleta de pequeñas figuras, de símbolos primitivos que constituyen un microcosmo. Su trabajo se acerca al arte rupestre donde las paredes estarían en el interior del cráneo humano. Parece demostrar que, a veces, sus «demonios» son sus mejores amigos.» Fragmento del artículo «It’s a family a fair when Monkdogz Trots out its core talents», Gallery studio article, Nueva York (Febrero-Marzo 2007), traducido por Jocelyn Meléndez de García. Un fervor casi religioso anima la exposición del Grupo Monkdogz (fragmento) Tal como el título lo sugiere, la exposición del grupo Monkdogz, «Llegué a Creer» (Came to Believe), inaugurado recientemente en Mondogz Urban Art, (547 West 27 Street, Chelsea) fue un concenso de convicciones bien arraigadas rayando en lo espirítual, como el lema de los 12 pasos: «Llegué a creer en un poder más grande que yo.» Esto implica que el arte puede tener un poder «superior» que ofrece la posibilidad de una redención espiritual. Y esto se aplica casi literalmente al caso de Jean Marc Calvet, uno de los artistas expositores. De quien se cuenta que se encerró en una habitación con intención de suicidarse. Encontró una segunda oportunidad pintando todas las paredes con pinturas y pinceles que alguien había dejado olvidado. No obstante, es posiblemente dudoso e intrigante el modo en que los criticos han oído esta historia y no la han retenido. Aunque el director de la galería que dirige la exposición con su socia Marina Hadley contó la anécdota de una manera tan creíble y entretenida como si fuera un narrador como Bob Hogge. La verdad es que las enérgicas pinturas primitivistas de Calvet parecen ser el trabajo de un hombre que comenzó a pintar sólo porque lo acosaban sus demonios. Pero en el proceso creativo se asombró al encontrarse con su ligeramente retorcida versión de «Sublime Gracia» (canción religiosa). Parecería poco probable, teniendo en cuenta los grandes y repletos lienzos de Calvet, que podrían recordar a los diseños de aborígen australiano de ácido, «Dreamtime». Pero no se puede negar el modo pervertido y gracioso de la visión de Calvet del «Art Brut» con naríces de penes, calaveras, culebras, los gritones de Edward Munch con el «DT» o la ansiedad nerviosa, agujas fálicas y de las figuras bajo las estrellas de Chagall, y otra carga de imágenes esotéricas y símbolos enmarcados con enjambres de hormigas con patrones obsesivos de tribus que parecen ser de inspiración divina.
acerca del autor
Varios

Jean Marc Calvet nació en Niza (Francia) en 1965. A principios de los noventa, atravesó por un período crítico de su vida, acumulando ira, soledad y tristeza. Siempre atormentado, empezó a pintar y a medida que lo hacía se operó una metamorfosis en él. Guiado por su instinto, llegó a la catarsis artística. Como pintor autodidacta, curioso e ingenuo, reside actualmente en Granada (Nicaragua).