En nuestra edición de enero de 2005, destacamos el escándalo provocado por una retrospectiva de la obra del artista en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, en diciembre de 2004. Un grupo de personas integrado por fundamentalistas católicos atentó contra las obras de León Ferrari so pretexto que éstas atacaban los valores cristianos. El mismo arzobispo de Buenos Aires (y futuro candidato a reemplazar al papa), Bergoglio, hizo declaraciones en una carta pastoral, dirigida a los sacerdotes, a los fieles de la arquidiócesis, y fue difundida en todos los medios de comunicación: «Desde hace algún tiempo se vienen dando en la Ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; así como también a diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos...” Ante la amenaza de atentados por parte de los censores, la retrospectiva fue cerrada anticipadamente, pero el escándalo dio la vuelta al mundo. Este incidente hizo conocer la obra de León Ferrari que tiene una reconocida trayectoria desde los años cincuenta, caracterizada por la libertad de su lenguaje y también por su conciencia política. La Bienal de San Pablo le consagró este año un pabellón para su obra, otro tanto hizo la Pinacoteca paulista. Fue homenajeado en la feria Art Basel Miami. El 17/10/07 el jurado presidido por el español Manuel Borja Villel, director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, anunció que el premio de la Bienal de Venecia, una de las más importantes del mundo artístico, en el que participaron 76 países, le correspondía este año a León Ferrari. En una entrevista concedida a Alicia de Arteaga para La Nación de Buenos Aires, el artista declaró : «Bueno, siempre digo que en parte le debo la fama a Bergoglio... pero, de verdad, el reconocimiento y la valoración tiene mucho que ver con las investigaciones de Mari Carmen Ramírez (Museo de Houston) y Néstor García Canclini y con el trabajo de Andrea Giunta para montar la primera gran retrospectiva de mi obra, que fue aquella que desató la polémica. Me puso en el mapa y en contexto Luis Camnitzer cuando analizó mi obra en su libro sobre el conceptualismo en Latinoamérica y estableció una relación entre mi cuadro escrito, la obra de [Joseph] Kosuth y lo que sucedía en los años sesenta en los Estados Unidos. En 1965 presenté al Premio DiTella Civilización occidental y cristiana, la obra del avión. Romero Brest no la quiso exponer por su contenido político y la relación con la Guerra de Vietnam…» Según el coleccionista Eduardo Constantini, la obra de León Ferrari empezó a ser conocida por curadores internacionales que fueron a Buenos Aires estos últimos años y tuvo muy buena repercusión. Antes de la Bienal de Venecia, el MoMA ya planeaba hacer una muestra en 2009, que se va a exponer ese mismo año en el Malba y el Museo de Houston también tiene proyectado montar otra exposición. Marcelo Pacheco, declaró para La Nación: «Este premio es un acto de justicia que León demoró en encontrar en Argentina. Hasta hace unos cinco años era un artista de culto, reconocido en el medio. Pero en términos de cotización y de lugar en la historia del arte, todavía estaba esperando. No sé si el hecho de ganar en Venecia tendrá una consecuencia directa, pero este premio es fundamental porque vuelve a poner al arte argentino en el escenario globalizado, 40 años después de los premios que ganaron Berni y Le Parc en esta bienal, la primera y la más famosa del mundo. De todos modos, creo que si volviera a intentar hacer una muestra en la Argentina, provocaría de nuevo la reacción de la derecha. Ni siquiera el León de Venecia los va a detener…» El crítico de arte, Luis F. Noé, considera que para entender su lenguaje hay que ubicarlo en la generación del 50, que afirmó la depuración del lenguaje estético en Argentina. Su sensibilidad y refinamiento impulsaron las primeras cerámicas, las esculturas lineales hechas con alambres y ese grafismo tan personal. El propio León le explicó en un largo reportaje su "sistema": "Tengo dos líneas de trabajo, que para mí son muy diferentes. Cuando hago los dibujos y las acuarelas no pretendo significar algo; hago lo que me gusta hacer y dejo para el que las mira la libertad de interpretarlas o no. Otra historia es cuando trabajo con collage sobre temas religiosos o políticos, como lo fue el Nunca Más, donde me propongo usar al arte como un medio de expresión. La diferencia entre ambas líneas está en el punto de partida…" La conciencia política de Léon Ferrari lo llevó incluso a dejar de producir obras; pero en el exilio, en Brasil, volvió a encontrarse con su pasado: esculturas lineales y dibujos. En San Pablo realizó una espléndida serie en la cual, con plantillas que se usan para "habitar" planos arquitectónicos, planteaba una crítica a la alienación urbana. Es justamente a partir de entonces que León practica con toda libertad y humor ese doble juego entre la crítica política y la búsqueda estética. Las últimas obras, con toda clase de "chinerías" y objetos de santería, proyectan el concepto del collage a la escultura; son cada vez más lúdicas a pesar de su carga crítica. En aquel texto de 1988 me preguntaba si los 90 serían los años de síntesis de León, si el lenguaje sensible se daría la mano con el lúcido cuestionamiento conceptual. Y así fue.