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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
13 6 2008
Homenaje a la Figuración narrativa de los sesenta en París, por Héctor Loaiza
Los seguidores de esta tendencia plástica tuvieron una intensa actividad desde los sesenta, convirtiéndose de hecho en los intérpretes de los acontecimientos de la vida cotidiana en la sociedad consumista. Sus obras reflejaron la creciente presencia de los medios de comunicación. Asumiendo una posición crítica frente a lo real, recibieron una muy buena acogida por parte de escritores, filósofos y sociólogos de izquierda como Bourdieu que escribió sobre Rancillac, Jacques Derrida sobre Adami, Gilles Deleuze y Michel Foucault sobre Fromanger y Lyotard sobre Monory.

La Figuración narrativa se hizo conocer con la exposición "Mitologías cotidianas", organizada por el crítico de arte Gerard Gassiot Talabot (1) que reunió a treinta y cuatro artistas, entre ellos Rancillac y Télémaque en el Museo de Arte Moderno de París en 1964 para imponer una figuración reactualizada proponienco una nueva lectura de la realidad y la política. Al año siguiente, el mismo crítico presentó a sesenta y ocho artistas en torno al tema de la narración en el arte, en otra muestra cuyo título era "La figuración en el arte contemporáneo" en las galerías Europe y Creuze de París. Los lienzos-manifiestos de Monory, Télémaque, Rancillac adoptan temas de la actualidad política de esos años.

No se trata de un movimiento sino de "una nebulosa de artistas de la generación nacida en los treinta que vuelve a la figuración y se inspira de las historietas, el cine, la foto y el cartel publicitario. Los artistas se consideran en desfase con la generación anterior de figurativos, grosso modo de los postsurrealistas y del grupo Cobra..." (2).

Entre los acontecimientos plásticos más importantes se encuentra el asesinato simbólico en 1965 de Marcel Duchamp, representante del arte abstracto e inspirador de las tendencias vanguardistas. Los artistas Aillaud, Arroyo y Recalcati realizaron la serie de ocho cuadros reunidos bajo el título "Vivir o dejar morir" o "El final trágico de Marcel Duchamp". La exposición de estas obras provocó un escándalo en el ambiente artístico e intelectual de la época que limitó la intención unificadora del crítico Gassiot Talabot. Los tres artistas construyeron el relato de la serie con la articulación de lienzos y referencias explícitas a Duchamp, como las copias de sus obras y el último lienzo mostrando su cadáver cubierto por la bandera norteamericana.

"Aparentemente cercanos al pop art anglosajón" señala la crítica Pascale Thorel, "los representantes de las tendencias narrativas 'a la francesa' se distinguen no obstante de aquél por la actitud más comprometida, intelectual, contestataria, que empujará a algunos a una actividad más militante durante los eventos de mayo de 1968 (especialmente Rancillac, Aillaud, Arroyo y Fromanger)..." (3).

Al mismo tiempo que Gassiot Talabot organizaba exposiciones, intentaba definir la "figuración narrativa", aludiendo a la temporalidad, a diversos tipos narrativos en los cuadros con escenas divididas en secuencias, planos cinematográficos e imágenes metamorfoseadas. Al principio, la figuración narrativa se oponía al pop art, dando más importancia a la observación sociológica, pero terminó siendo un arte híbrido con otras expresiones de la comunicación. En 1967, el mismo crítico de arte organizó otra muestra "Las historietas y la figuración narrativa" en el Museo de Artes Decorativos de París. Rancillac en su exposición "El año de 1966" en la galería Blummenthal-Monmaton analizaba desde un punto de vista crítico la historia: los disturbios raciales en EE.UU., la polémica sobre el uso de la píldora anticonceptiva, la muerte de Giacometti, las torturas en Viet Nam, la revolución cultural china, el secuestro y asesinato del dirigente político marroquí Ben Barka... En julio del mismo año, el Salón de mayo parisino tuvo como sede en La Habana, donde cien artistas realizaron un fresco celebrando la revolución en una espiral que mide 12 m x 2 m.

En los acontecimientos de mayo del 68, artistas como Rancillac, Fromanger, Arroyo, Aillaud y otros participaron en la ocupación de la Escuela de Bellas Artes de París, cambiada con el nombre de Taller Popular. En más de quinientos carteles anónimos se lanzaron sarcasmos y se desvirtuaron los temas de la propaganda gaullista. Entre el 14 de mayo y el 27 de junio, el taller Popular utilizó el cartel como medio de información y propaganda. Los anuncios eran diseñados en función de las consignas transmitidas por las diversas asambleas generales (Escuela de Bellas Artes, Universidad de La Sorbona, otras facultades, liceos y fábricas en huelga...).

En la galería André Weill, en febrero de 1969, Arroyo sometió a una nueva lectura plástica e ideológica los lienzos de su compatriota Miró, considerándolos en desfase con la realidad española (Franco aún estaba en el poder). El régimen del Presidente Pompidou, en su intento para que París conquiste el prestigio de una capital moderna, patrocinó una exposición en el Grand Palais. Con el título "1960-1972, doce años de arte contemporáneo", agrupó a 120 artistas entre los cuales Adami, Erró, Monory, el grupo Pánico (Topor y otros artistas), Píntura Crítica (Aillaud, Arroyo y Recalti), Cueco, Télémaque y otros. A último momento, Adami, Aillaud, Arroyo y otros artistas no participaron en dicha muestra provocando un escándalo en los medios de comunicación.

Los principales representantes de la Figuración narrativa

Bernard Rancillac (París, 1931), al comienzo de su carrera artística fue figurativo y después pasó a la abstracción. En 1963 encontró su estilo personal, caracterizándose por la veracidad gráfica y la libertad gestual, sintetizando así las influencias del grupo Cobra y las aspiraciones del pop art. Su estilo evolucionó hacia la historieta, inspirándose del desglose de las obras en Jasper Jhons, Rauchenberg y Andy Warhol. A partir de 1966 utilizó fotos de revistas, para construir un universo pictórico, incluyendo elementos plásticos. "... Se podría llamar Nueva Figuración a las obras de Télémaque, Voss, Klasen, Monory y mías", declaró a Le Monde, "y a las de otro grupo ligado al Salón de la joven pintura con Arroyo o Aillaud..." (4). Con respecto a mayo de 1968, Rancillac y otros participaron en las Asambleas generales estudiantiles. Se incorporó taller de carteles de la Cooperativa de Artistas, Malassis, y Arroyo dijo una tarde que era necesario un cartel en favor de Cohn-Bendit que iba a ser expulsado. Rancillac hizo el afiche y puso una leyenda: "Todos somos judíos alemanes".

Gerard Fromanger (Ponchartrain, Francia, 1939) llegó a su propio estilo en 1965. Participó en el Salón de la Joven Pintura y se convirtió en uno de los representantes de la Figuración Narrativa. Utilizó la proyección en el lienzo de imágenes fotográficas sobre la vida, siluetas rojas sin rostros, sombras del mismo artista. Los críticos de arte destacaron su serie de 28 cuadros con el título Boulevard des Italiens (1971). "El fondo rojo" escribe Thibaut de Ruyter, "y sólo una vez, en una obra erótica, Rojo, desnudos (1994). Allí las siluetas están rodeadas de negro, cuyos contornos bosquejan figuras de una orgía gozosa y complicada. Se hace difícil identificar a los personajes que tienen bocas, orejas, sexos y orificios con funciones múltiples [...] El artista ha realizado en resumidas cuentas un modelo: un collage de fotos pornográficas auténticas..." (5). En sus lienzos, además de explorar el universo urbano, profundiza en la psicología del personaje anónimo de la calle, utilizando la sintesis fotográfica y la graduación cromática.

Hervé Télémaque (Port au Prince, Haiti, 1937) se instaló en París desde 1961. Sus temas, según el crítico francés José Pierre, se alimentan del "lenguaje internacional que engloba la publicidad, las historietas y los catálogos de los grandes almacenes". En la entrevista que le hicieron en Le Monde, Télémaque describió el ambiente en que vivían algunos artistas en París en los sesenta: "Todo salvo la pintura al óleo, era el mandamiento de esa época. Con una gran invención, el episcopio que permitía proyectar una imagen fotográfica en el lienzo..." (6) En el arte empieza el tiempo del montaje -como en las películas de Godard. Otra invención, el acrílico, permitía rapidez en el secado e ignoraba la sensibilidad pictórica del clasicismo. A partir de 1966, Télémaque abandonó la pintura al óleo. La figuración narrativa significó para él una ruptura técnica con las demás corrientes plásticas. Representó también el predominio de imágenes cinematográficas, fotos e ilustraciones de revistas de gran tiraje como Elle. Mediante el uso reiterativo de la alegoría y del símbolo, algunas de sus obras se presentan a los ojos del espectador como espejos que le devuelven la imagen de sus propias contradicciones.

Erró (Islandia, 1932), en París desde 1958, participó en diversas vanguardias estéticas y, después de haber recibido la influencia del chileno Roberto Matta, se identificó a los valores estéticos de la Figuración narrativa. Su obra se caracteriza por la yuxtaposición de diversos elementos figurativos: fotos de prensa, historietas, anuncios publicitarios y obras maestras de la pintura clásica. "En la calle Maître Albert donde estaba mi taller" cuenta Erró al diario Le Monde, "había tres depósitos, dos para metales y uno para papeles viejos. Los clochards, los vagabundos, depositaban allí grandes cantidades de diarios. Se les pagaba según el peso de lo que traían. Pude tomar allí todo aquello que me interesaba, era un depósito fabuloso. Encontré sobre todo una revista L'Usine (La fábrica), en esa época me apasionaba por la mecánica y las máquinas..." (7). Utilizó también el collage, eligiendo las fotos, las caricaturas, las historietas y como en un sueño realizaba una composición. Hacía una diapositiva del collage y la proyectaba en un lienzo que le permitía, según el ángulo y la distancia, deformar las imágenes y hacer variaciones al infinito. De ahí, "la formidable inteligencia de esas composiciones" ha escrito Anne Tronche. "Salas de baño, dormitorios, salones, cocinas, todos los lugares donde se realiza la acción están sistemáticamente vacíos, momentáneamente desiertos por sus habitantes. Con el estereotipo de catálogo publicitario simbolizan el triunfo de la middle class americana y aparecen por este hecho como un territorio de conquista para los más necesitados..." (8).

Eduardo Arroyo (Madrid, 1937), en Francia desde 1958, se destacó en el Salón de la joven pintura y en la Bienal de París como uno de los representantes de la nueva figuración. "Pasados los temas explícitamente políticos, desde la instauración de la democracia en España" según Dominique Païni, "Arroyo se inspira de las imágenes deportivas. En un conjunto consagrado al tenis (1984), el artista que maneja el humor y cierta violencia visual, muestra su fascinación por Alfred Hitchcock, el maestro de la narración..." (9). Utilizó la literatura y el cine para renovar su arte. Siempre desconfió de un pensamiento pictórico que se alimente únicamente del arte para definirse y realizarse.

Valerio Adami (Boloña, Italia, 1935), en sus inicios adhirió a la figuración expresionista como Francis Bacon, pasó después a un período gestual y terminó orientándose en los sesenta hacia la Figuración narrativa. El cine como expresión plástica tuvo mucha importancia para él, sin embargo se permitió plantear la diferencia con el arte: "La pintura, dos ojos para ver, la cámara uno solo. El cine no siendo un arte poético, es un maravilloso punto de observación, un fantástico mirador sobre los sentimientos y las pasiones. Así he pintado a Harold Lloyd [...] como un paisaje sentimental. En el cine, nuestro yo desaparece en la oscuridad de la sala, pero la pintura nos lo devuelve con la luz del día..." (10). Adami, pintor narrativo, llevó a cabo un proceso deconstructivo -terminología de Jacques Derrida- que caracteriza a los artistas identificados con la Figuración narrativa. "Adami deconstruye una imagen" señala Dominique Païni. "Su preocupación dialéctica le hace arrancar una imagen a un continuum narrativo, hace pasar a ésta por un proceso analítico que engendra otro movimiento: el de la transformación y su nuevo empleo..." (11).

El crítico de arte francés, Jean Luc Chalumeau, en su libro de arte, La Nueva Figuración (12) narra la historia de ese movimiento artístico que tiene como componente primordial a la Figuración narrativa y destaca el aporte de cincuenta artistas a la historia del arte. Chalumeau hizo la crítica completa de la figuración francesa que desde los cincuenta no supo situarse en el arte internacional. Pese a tener un reconocimiento intelectual por parte de escritores, sociólogos y filósofos en boga por esos años, los cultores de la Figuración narrativa se encerraron en una posición ideológica, antiimperialista, que les impidió ser reconocidos por el mundo anglosajón en cuyos centros artísticos se hacen las cotizaciones de los artistas y se fabrican reputaciones.

Pascale Thorel señala con acierto que si la pintura no es más el medio expresivo para la denuncia política, "no obstante, se hace evidente que las posiciones, las perspectivas críticas, los temas, incluso los procedimientos empleados por los artistas de la Figuración narrativa como el uso de la foto, el episcopio, documentos extraídos de los medios de comunicación, la relación con el cine, la historieta, vuelven a encontrarse en las generaciones de artistas de las décadas del noventa y del dos mil..." (13).


Notas

(1) Gerald Gassiot Talabot (1929-2003), crítico de arte comprometido, revelador del arte que se practicaba en los sesenta con el nombre de Figuración narrativa.
(2) Entrevista a Jean Paul Ameline y su asistente, Bénédicte Ajac, curadores de la muestra en el Grand Palais de París, en Una renovación figurativa, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
(3) Artículo Figuración narrativa de ayer y hoy, por Pascale Thorel, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
(4) Cuatro pintores cuentan, diario Le Monde, 16/04/08.
(5) Gerard Fromanger, están en la luna, por Thibaut de Ruyter, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
(6) Cuatro pintores cuentan, diario Le Monde, 16/04/08.
(7) Id.
(8) Erró, American interior n° 5, artículo de Anne Tronche, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
(9) Eduardo Arroyo, el arte del tenis, por Dominique Païni, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
(10) Extracto del libro Las reglas del montaje de Valerio Adami, Editorial Plon, París, 1988.
(11) Valerio Adami, el acorazado Potemkin, por D. Païni, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
(12) La Nueva Figuración, Jean Luc Chalumeau, Editions Cercle d'Art, París, 2004.
(13) Artículo Figuración narrativa de ayer y hoy, por Pascale Thorel, revista Art-Press de París, febrero, marzo y abril, 2008.
acerca del autor
Héctor

Nació en Cusco (Perú). Vivió en Buenos Aires de 1959 a 1962. Estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos de Lima. Sus cuentos fueron publicados en revistas literarias. Reside en Francia desde 1969. Publicó en francés Le chemin des sorciers des Andes, Robert Laffont, París, 1976, Botero s'explique, La Résonance, Pau (Francia) en 1997, El camino de los brujos andinos en Diana de México, 1998 y la novela Diablos Azules, Editorial Milla Batres, Lima, 2006. Entre 1981 y 1999, ha colaborado en semanarios y revistas de París y en diarios latinoamericanos con artículos sobre literatura, arte y entrevistas. Desde 1998 hasta el 2000, fue director de la revista en francés Résonances que -a partir de enero de 2001- se convirtió en el website, Resonancias.org.