Desde Rivas (Nicaragua)

Si en los años sesenta y ochenta, la isla de Solentiname vivió su fulgor con el surgimiento de pintores primitivistas y artesanos, hoy Ometepe, con sus dos municipios y comarcas del norte y sur de la isla, que rodean sus majestuosos volcanes, Concepción y Maderas, están experimentando un despertar cultural y artístico sin precedente.

“Ometepe está despertando con un movimiento artístico de pintores, artesanos, poetas y músicos que están retomando lo mejor de nuestras raíces culturales”, expresó el promotor Abel Vargas, presidente de Asociación de Artistas y Gestores Culturales de Ometepe (AAGO).

Vargas recordó que el primer pintor y escultor que levantó en alto en nombre de la isla fue Arnoldo Guillén, miembro del movimiento Praxis, pero a partir de los años ochenta, tanto él como su hermano Carlos Vargas se han dedicado a promocionar este arte, tanto a nivel nacional como internacional.

Recientemente, durante las fiestas de Santa Ana, la asociación que él preside organizó La Primera Feria Cultural “Promoviendo lo Nuestro”, logrando agrupar a estos pintores que siguen esta escuela naif, entre ellos a Salvador Guillén Irigoyen, Yasser Guzmán, René Ortiz, Silvio Rosales, Calderón, y el pintor y escultor Ignacio Martínez, discípulo de Miguel Ángel Abarca.

Igualmente a esta feria acudieron con sus laboriosas, coloridas e ingeniosas creaciones, sus artesanos del labrado de jícara como la octogenaria doña Paula Álvarez, proveniente de la Concepción; también artesanos del coco y semillas silvestres, como Eduardo Guillen, y Adán Galarza; de la fibra de plátano, así como los alfareros de San Marcos de Pull; y escultores en piedra con temas precolombinos, de la lejana Mérida.

René Ortiz, presidente de la Organización de Artesanos de Altagracia, (OAA) reconoció que aún están en proceso de unificar a todos los artesanos de la isla, por lo que el año pasado tuvieron su feria cultural, logrando aglutinar a los más activos como Juan Condega, Manuel Ortiz, Agustín Ruíz, Edmundo Ortiz y Juan Barrios.

Pintores y artesanos destacados

Abel Vargas, pintor de selvas tropicales, promotor, administrador cultural, presidente de la Asociación de Artistas y Gestores Culturales de Ometepe (AAGO). Ganador del Primer Lugar en la I Bienal del Istmo Centroamericano. Su arte aborda temas ecológicos, precolombinos, coloniales, y leyendas de la isla. Cuadros suyos como Ometepe, Encuentro de dos mundos, y La princesa Ometepetl en su jardín, han sido reproducidos en postales; y es autor del mural Ometepe ecológico, pintado en el Museo de Ometepe.

Carlos Vargas, pinta de manera autodidacta desde los años ochenta, siguiendo la escuela de Solentiname promovida por el padre Ernesto Cardenal y Róger Pérez de la Rocha. Actualmente Vargas es director del primer Museo-Galería Carlos Vargas, inaugurado hace dos años en Esquipulas, a unos tres kilómetros de Moyogalpa. Su temática es el campo isleño, el lago, los dos volcanes, y el paisaje de Rivas, pintada con altos coloridos primarios y en tonos planos. En su espacio cultural ha promocionado pinturas de Reynaldo Zamora, Abel Vargas, Carlos Calderón, Yasser Guzmán, y pintores de Managua como de Carmen García, Santos Medina y Mauricio Mejía.

Salvador Guillen Irigoyen, pintor autodidacta de Altagracia, sus pinturas paisajistas proyectan la imagen paradisiaca de la isla. Utiliza para pintar sus obras, acrílico, óleo y acuarela; también se apropia de materiales como la cáscara de huevo y maderas en corte de “chuletas”. También acude al reciclaje del papel y otros materiales afínes.

Silvio Rosales de Altagracia, litógrafo de profesión. Toda su pintura está inspirada en los diversos paisajes de la isla, pero la mayoría de sus obras naif e isleña son del municipio de Altagracia. Esta labor de artista iniciada desde cuatro años, es parte del despertar de su arte autóctono y de rescate indigenista.

Paula Álvarez Álvarez, es una de esas artesanas nativas del municipio-puerto de Moyogalpa de 83 años que labora a manos sus jícaras y calabazas de todo tamaño, a como lo hacían sus antepasados indígenas, y las decora con figuras caladas de flores silvestres, pájaros y rostros de dioses. Esta tradición fue aprendida por su madre Martina Álvarez, la que se la trasmitió a ella. Esta limitada producción de consumo casero, ahora es adquirida por el visitante extranjero, norteamericano o europeo, como un recuerdo o suvenir de la isla de Ometepe.

Adán Galarza, es otro artesano que labora collares y chapas; se encuentra a la entrada del puerto de Altagracia, en espera del visitante extranjero, mostrando su inventario de prendas femeninas, las que son trabajadas con cocos y semillas disecadas, recolectadas en diversos sitios de Ometepe.