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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
2 11 2008
Gerardo Chávez: No quiero homenajes, mi mejor medalla es ser artista (entrevista), por Valery Bazán Rodríguez

Llevábamos esperando desde hace dos meses atrás su llegada a la tierra que lo vio nacer y lo vio partir rumbo a un exitoso exilio en tierras galas. Ni bien ingresa al Museo Café Bar nos aproximamos hacia él y accede gustoso a charlar con nosotros, con la humildad y sencillez propias de los verdaderamente grandes.

¿Cuáles son los recuerdos de su infancia?

Fue una infancia un poco triste porque era un niño de familia modesta, difícilmente tenía un juguete del cual pudiera recordar. Mi madre murió cuando yo tenía a duras penas 5 años… fue muy triste, yo recordaba siempre a mi madre, pensaba en ella, entonces todo lo que pasaba en torno a mí era una especie de disfraz para poder alegrarme en algo inconsciente y naturalmente porque yo era un niño, no me daba cuenta de lo que había perdido pero si intuía que algo importante faltaba, que era mi madre.

¿Qué aprendió de esa dura infancia?

Bueno yo era un muchacho de barrio que me divertía hasta con chapitas, recuerdo que trabajaba mucho, casi como adulto porque ayudaba en una tienda, cargaba sacos de azúcar en una carreta de tienda a tienda a la edad de doce años… y así caminaba mi infancia con los estudios que andaba y que no andaba, pero tenían que andar porque había una necesidad de crecer y salir adelante… sabía que ésa era la única forma de ser alguien en la vida.

¿Cómo descubrió su vocación por la pintura?

Tras la muerte de mi madre, mi padre me llevó con su otro compromiso que tenía en Paiján, allá tenía la inquietud de trabajar porque mi padre tenía pocos recursos y la propina era escasa… así que yo salía a vender helados los sábados en un burro, me perdía todo el día y luego ayudaba a otro señor que hacía raspadillas. Con la poca economía que me hice compré unas latas de pintura para pintar en la fiesta del pueblo unas puertas, creo que era fiestas patrias… y una vez pintando un portón de la familia Mantilla una señora muy elegante me palmeó la espalda y me dijo que sería un gran escultor, comencé a averiguar de que trataba eso y luego comencé a dibujar y pintar personajes.

¿Su hermano Ángel también fue un ejemplo a seguir?

Así es, me dijeron que yo tenía un hermano que era pintor, leí en el periódico y efectivamente vi que mi hermano estaba triunfando en Lima y estaba entre los cinco pintores más importantes de la capital, entonces yo comencé a soñar con irme a Lima.

¿Por qué razones conoció tarde a Ángel?

La naturaleza se encargó de separarnos, a la muerte de mi madre, el eje de la casa, todo el mundo cogió donde el viento soplaba, sobre todo los mayores, yo al ser el penúltimo no tuve opción y mi padre me llevó con su nueva compromiso.

¿De qué manera Francia le aportó para ser el pintor que ahora es?

Yo creo que el acercamiento a esos países europeos fue muy difícil y tampoco ha cambiado eso mucho ahora, para un joven artista es novedoso pero a la vez duro. Yo me amparé mucho en la suerte, conocí personas que me ayudaron gracias a mi trabajo, porque en realidad la gente descubrió que yo tenía algo que decir. Posiblemente esas cosas pasan en países como los europeos, la gente puede descubrirte si tú tienes talento, no como en el Perú que puedes tener talento pero pueden caminar encima de ti, hay una especie de canibalismo que no te deja salir adelante.

El peor enemigo de un peruano es otro peruano, dicen…

Yo recuerdo haber partido a Europa con un odio a mi país, con ganas de nunca más regresar al Perú, pero yo era un provinciano viviendo en Lima y a pesar de que vivía con mi hermano y trabajaba con él, le ayudaba y él me daba una formación extraordinaria, hice mis estudios en Bellas Artes, me distinguí por ser un gran alumno y fui becado. Pero también se creó la gran dificultad, Lima no era la de ahora, los artistas teníamos que hacer retratitos, casas, venaditos, pintaba casas en verano para poder “vivir de la pintura”… Ahora yo creo que a estas alturas acepto todo, pero en ese momento ¡qué duro era! no sé si podría repetirlo… pero me llenó de satisfacción y ahora incluso estoy casi al borde de renunciar a los homenajes, medallas o cosas de ese tipo porque la gran medalla yo ya la obtuve, el privilegio de ser artista para mí fue lo más lindo.

Los homenajes en vida son los más adecuados pero ¿a usted no le gustan?

No, no y menos las medallas, a pesar de que yo me siento que soy un postergado permanente en eso, además porque yo he hecho méritos para una cantidad de medallas que nunca se me dieron jajaja, mi gran medalla ha sido mi profesión.

¿Cómo ha logrado mantenerse en Francia como uno de los exponentes del surrealismo latinoamericano cuando las tendencias plásticas han cambiado?

Cuando yo llegué a Europa el movimiento venía de terminar, yo ya no participo de un movimiento surrealista pero sí conozco algunos personajes que hicieron parte de esta escuela y a André Breton, el padre del surrealismo que trabajó con artistas, poetas y escultores. Yo llegué tarde más o menos el 60 ó 62 a París, entonces no tuve otra opción que vivir una especie de post surrealismo pero inconscientemente porque en realidad yo lo que hacía era una pintura automática inspirada un poco en las manchas de las paredes, yo comenzaba a ver una serie de personajes, de monstruos, que me daban escalofríos a veces y que comenzaban a pertenecer a un mundo propio, a un mundo mío, esto resulta que tenía que ver con el inconsciente, con el surrealismo y también con el realismo mágico. No fue mi intención pertenecer a un “ismo” que me clasificara y que me tuviera eternamente ya con esa etiqueta de surrealismo. Sin embargo lo acepto como una especie de mamá, como una raíz, uno siempre viene de alguien o de algo.

Igual usted tiene su propio estilo…

Así es, la idea es siempre ir un poco más allá, en fin, romper los “ismos” para crear otro frente u otra cosa.

¿Qué pintores influyeron en su obra?

Aunque no lo parezca Gauguin, este artista me influencia en la manera de escapar del Perú, si Gauguin se escapa de Europa en busca de las Islas Marquesas, yo trato de ir del Tercer Mundo al mundo europeo, pero irme como un incomprendido, como alguien a quien no le daban ni bola ¡ja! ¡ja¡ ja!… Pero había que comprender, yo era joven y gracias a esa rebeldía fui triunfalista. Luego pasé a ser más Goya, después Rembrandt, Delacroix, Van Gogh, en fin son los pintores que yo amaba. Ya cuando estaba en Europa descubro a El Bosco, Brueguel y esa gente que tenía que ver con esa pintura fantasmagórica. Pero no creo que fue una influencia, fue una especie de mirarse y compararse, era formidable porque yo también pienso así.

Más allá de los innumerables elogios, también habrá recibido críticas

Una de las críticas que se hizo en una de mis exposiciones en Europa fue que se me comparó con el Bosco, decían “Gerardo Chávez es el Bosco Contemporáneo”, una cosa muy halagadora, contrariamente a las críticas que me hacen mi país, aquí me dicen que estoy influenciado del Bosco y de Brueguel y que me voy a fin de mes a Europa para seguir estudiando al Bosco, ¡no puede ser! eso lo dice un “crítico de arte” como el señor Buffarden y lo dice en libros de estudio como enciclopédicos o historia de la pintura, esas opiniones desencantan porque yo en lugar de criticar conversaría primero con Chávez para saber que piensa de Brueguel antes de sostener una información de esa naturaleza que perjudica la opinión de cualquier estudiante o estudioso, son críticos a través de los libros, pero son incapaces de coordinar con los artistas o pintores vivientes para pedir información así como ustedes lo están haciendo.

¿Cómo se lleva con la literatura?

He tenido siempre una gran afinidad por las cosas fantasmagóricas caso Quiroga el uruguayo, pero yo me quedé con García Márquez, para mí él es uno de mis escritores favoritos… y después mucho poema, la poesía tiene como una respuesta y una cuestión al mismo tiempo, hace que el hombre viva en permanente pregunta.

¿Quizás García Márquez tenga algo de pintor porque en sus obras su descriptiva es milimétrica, con pelos y señales, como si los libros fueran sus lienzos?

Yo creo que sí, como hay pintores que tienen algo de escritor o de poeta, yo creo que me identifiqué mucho con “Amor en los Tiempos del Cólera” y claro con “Cien años de Soledad”, y tantas otras cosas que García Márquez nos ha enseñado a ver, contrariamente a mi buen amigo Mario Vargas Llosa que me es difícil, duro, con un lenguaje muy fino, muy bien… Pero me viene cansando, prefiero una obra que me gustaría leer del final para adelante, es un gran escritor pero no de mis favoritos. Después están los franceses, poetas como Baudelaire, Lautréamont, entre otros.

¿Qué libro ha leído más de una vez?

Es curioso pero es un librito que se llama “El color cae del cielo”, ese lo he leído siempre porque era fantástico, habla de mutantes y cosas que justamente yo estaba en una etapa en que hacía precisamente eso y se fraternizó ese mundo con el mío y lo leía como un catecismo.

¿Se dice que Trujillo es la capital de la cultura, Ud. está de acuerdo?

Bueno todo el mundo quiere tener su capital, pero sabes, eso me hace recordar a un discurso que hizo el “Che” Guevara cuando era Ministro de Finanzas y allí habla que Cuba no debería ser como EE.UU., la potencia imperialista yanqui, ni tampoco una potencia imperialista comunista, pero si abogaba porque Cuba sea el imperio de la Cultura, que sí era un sueño maravilloso. Yo creo que para otorgarse ese don de ser capital de la cultura del Perú quizás se da porque Trujillo tiene ciertos hijos que por allí se ocupan de la cultura efímeramente… y porque hay un grupo que se mantiene, se sostiene y quiere hacer cosas lo cual me parece favorable para nosotros, hay deseos de hacer bienales, de querer traer la ópera, en fin, hay un entusiasmo… por eso la llaman la Capital de la Cultura.

Trujillo es la capital de la cultura, capital de la primavera, capital del calzado, capital de la marinera, pero no es la capital del Perú.

Yo creo que siempre ha habido una especie de angustia de ser alguien no? ¡Je ! ¡je ! ¡je! Pero es una provincia que tiene sus inquietudes, eso es lindo. Trujillo tiene su Larco Herrera, su Ganoza, sus Orbegoso y tiene entusiasmo, tiene artistas que figuran en el mundo, algo que no pasa en Cusco o en Arequipa, pasa en Lima pero como Lima es la capital que tiene todo y no tiene nada porque en realidad ¿qué cosas no tiene Lima? pero se aprovecha muy mal, está todo centralizado, hay cosas que suceden el mismo día y ese día uno no tiene tiempo para ir a diez cosas, entonces se dejan de ver. Por eso yo creo que a Trujillo le falta su parque, su gran pulmón para que así la gente no vaya a la Plaza de Armas solamente a respirar de esas cuatro palmeras que hay y del monumento a la libertad que es un poquito la vergüenza del trujillano. Si fuéramos la capital de la cultura ya hubiéramos luchado para quitar ese monumento.

¿Qué tiene de malo el monumento a la libertad?

Está muy mal hecho, está desproporcionado, es mejor que la libertad se anuncie con una fontana de agua, con algo maravilloso que nos incentive, algo viviente.

La muerte es algo desconocido ¿usted le teme?

No necesariamente, porque estoy convencido que uno se va porque ha cumplido ya con algo, entonces vamos a tratar de simplemente dormirnos, y como decía alguien “quisiera ser un anónimo más”. Pero talvez, si le temo a la muerte violenta, hay temor como humano que es uno, pero si uno se duerme, si le llegó el momento, hay que saber que eso existe. Y como decía Vallejo “tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte”.

(Esta entrevista fue publicada en el Blog "Sol de Guernica" de Valery Bazán Rodríguez, valerybazan@gmail.com).

acerca del autor
Gerardo

Gerardo Chávez, Trujillo (Perú) 1937. Se graduó en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de Lima en 1959. En 1960, radica entre Roma y Florencia. Roberto Matta le alienta a trasladarse a París. Radicado en la ciudad luz, regresa a Lima en 1968 y realiza su primera exposición. En 1981, el Museo de Arte Italiano de Lima dedica por primera vez una gran retrospectiva a un artista peruano vivo. En 1983, crea en Trujillo (Perú) la Primera Bienal de Arte Contemporáneo. En 1987, representa al Perú en la XIX Bienal de Sao Paulo. Chávez alterna su residencia entre París y Lima. En 1999, el Museo de Arte Latinoamericano de Los Ángeles le consagra la retrospectiva Rhythms of The Fantastics. Fue invitado especial en la Bienal de Arte de la República Dominicana. Funda con el arquitecto Guillermo Morales el Museo de Arte Moderno de Trujillo que se inaugura en 2006. Con más de cuarenta años de actividad artística, ha expuesto en museos y galerías de América, Asia y Europa. Existen obras de Chávez en numerosas colecciones privadas y museos europeos y americanos.